
Hoy llego a España. Tendría que estar eufórico por la expectación que levanto cada vez que desembarco en un nuevo país. Pero no puedo dejar de ocultar cierta tristeza por un hecho que me mantiene inquieto desde hace tiempo.
Nací hace dos meses en Shenzhen, una localidad industrial a 40 kilómetros de Hong Kong. Pero fui concebido mucho antes, en Silicon Valley, Estados Unidos. Steve Jobs, mi padre, mantuvo una intensa relación sexual consigo mismo en un alarde de hedonismo casi infinito. Sin embargo, no tuvo el detalle de estar en mi parto. Por eso, la persona a la que más recuerdo es a Ma Xiangqjan, un joven chino de 19 años responsable directo de traerme a la sociedad más tecnoadicta de la historia. Fue él quien me montó, quien me embaló, quien comprobó que cada una de mis piezas estuviera en su lugar y quien me colocó en el reverso un código de barras lleno de números. Una suerte, en fin, de DNI tecnológico. Como esas matronas que cuidan al bebé nada más aterriza en este mundo. Lo lavan, le cambian el pañal, le ponen las vacunas, le limpian con cuidado las legañas, le cuelgan una pulserita en la muñeca y finalmente lo entregan a su madre, que lo recibe con los brazos abiertos y el corazón encogido.
Recuerdo que el chico trabajaba a destajo, obsesionado por colocarme los chips correctamente, pero mirando de reojo un gran reloj colgado en la pared. Lo noté preocupado por cumplir las exigencias de producción que marcan las grandes multinacionales para poder entregar a tiempo sus pedidos en Occidente.
Ma Xiangqjan se suicidó en enero. Como hicieron otros ocho compañeros de la fábrica Foxconn, agobiados por una presión industrial sin límites. Ahogados por las exigencias de un mercado obsesionado por cumplir con miles de pedidos en tiempo récord, siempre bajo la sombra de un despido.
Esta misma tarde, cuando alguien me apriete el ON por primera vez, me acordaré de Ma. Y de esa decena de trabajadores que, como él, se dejaron la vida para que yo y mis hermanos estemos ahora en cualquier escaparate de una ciudad española.