
¿Os gustó mi tomadura de pelo del pasado lunes 25 de enero? El título oficial de aquel engendro televisivo: "21 días en la industria del porno". Pero se habría aproximado mucho más a la realidad algo así como "21 minutos de engaño televisivo". Allí estaba yo, cámara en mano, tratando de desvelar, con más pena que gloria, los entresijos del sexo de la mano de la porn star Dunia Montenegro y de Torbe, el canibal de freaky porno. Un gordito salidorro tan graciosillo como chusquero, que ha sabido sacar partido como pocos al proceloso mundo del metesaca metesaca.
A un lado de la pantalla, vosotros -dos millones y medio de espectadores- esperando ver con desbordado interés mis tejemanejes en el lado salvaje de la vida. Al otro lado, yo, riéndome en silencio.
Pero lo más grande de todo es que aguantasteis delante del televisor hasta pasada la medianoche exclusivamente para comprobar si finalmente yo y sólo yo iba a protagonizar una escena de sexo. En el fondo lo único que os empujaba a manteneros pegados al sofá era poder verme el coño y constatar en primera persona si un negro con un pollón imposible me la iba a meter hasta por la orejas. Puro morbo, vamos. Pero os fuisteis a la cama decepcionados porque me limité a dirigir - que no interpretar- una burda escena guarrilla con un butanero (sic) como protagonista.
Por eso me río doblemente de vosotros. En primer lugar porque me habéis otorgado con vuestra estupidez un 19% de audiencia (record absoluto del programa), lo que me garantiza media docena de entregas en los próximos meses. En segundo lugar porque seguís creyendo con fe inquebrantable que, de verdad, me paso 21 días fumando porros, viviendo con mendigos, a ciegas o sin probar bocado. No, queridos, no os engañéis, esto es televisión.
Visto el filón, se me ha ocurrido preparar un "21 días en el mundo de la zoofilia". Busco hormigas, cucarachas, lombrices o moscas para ser salvajemente penetradas... seguro que cuela.