Hoy Soy José María Ruiz Mateos


En el nombre de Dios, en 1981 Sor María ofreció un bebé a María del Carmen Rodríguez con una condición: que le llevara una embarazada a cambio. Es una de las muchas y dramáticas historias de niños robados durante décadas en España, que acaban de ver la luz. La dulce monja justificó su actuación para que así "las madres biológicas no dieran luego la lata buscando a sus pequeños". Es la crónica de un trueque: tú me das algo (un bebé, en este caso) y yo, a cambio, te entrego algo (una mujer encinta con la que satisfacer los deseos maternales de cualquier otra pareja).
Aquella angelical hermana ofercía niños como si fueran rosquillas navideñas y a cambio - además de importantes sumas de dinero, por supuesto- exigía futuros bebés con los que alimentar la rueda del trueque.
En el nombre de Dios yo he hecho algo parecido (salvando las distancias, claro). Ofrecí mi brandy al todopoderoso Botín, presidente del Santander, a cambio de financiación para tapar los agujeros de una deuda sangrante. Lo dicho: yo te doy una botellitas de coñá añejo; tú me das unas garantías crediticias. Alcohol a cambio de crédito. De nuevo, el trueque.
En el nombre de Dios, he engañado, además, a miles de pequeños inversores, prometiéndoles una ampliación de capital de mi abeja para comprar nuevas empresas, cuando la realidad es que el dinero sólo lo quería para tapar los agujeros de una desacertada actuación empresarial.
En el nombre de Dios las dulces y amorosas monjitas intercambiaron durante décadas niños separados maliciosamente de sus verdaderos padres y yo he hecho lo propio con unas cuantas botellas de brandy envejecido para sostener una farsa de proporciones descomunales.
Por cierto, tengo guardados un par de rosarios, algo roídos, de la Virgen de los Desamparados y un cromo con la jeta de Messi que he robado del álbum de uno de mis nietos. Los cambio por unos pagarés de Nueva Rumasa.
Interesados, escribir en este mismo blog. Se responderá a todos.

Comentarios

  1. Vaya pandilla de cabrones, intercambio mis yoguers clesa de sabor chanchuyero con trocitos de pierna rancia por unos euros, para invertir en zumitos agrios.

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  2. Acepto el trueque. Los yogures han de tener sabor a estafa, y estar edulcorados. Te los cambio por una visita a un confesionario.

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  3. maria del july cuddy antropologa inocente11 de marzo de 2011, 12:39

    crei que el blog habia caducado,

    son buenisimos los dos últimos post, realmente buenos...

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  4. No creo que os tengáis que meter en temas de religión, cada persona es libre de hacer lo que le de la gana. Que opineis de lo que ha hecho Ruiz-Mateos con sus empresas todavia pero de ahí a meteros en su vida privada no me parece que os corresponda.

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