Hoy Soy Miguel Bosé




Me he evaporado de la noche a la mañana con la misma facilidad con la que el mago Pop puede hacer que se evapore una persona del público del teatro Victória y hacerla aparecer en una playa caribeña. ¿Hay truco? Por supuesto. Pero la magia del señor Pop tiene algo de maravilloso: juerga con nuestra fascinación por lo inexplicable, un factor indispensable para disfrutar de un espectáculo de este tipo. Mi desaparición de las redes sociales tiene muy poco de magia y mucho de payasada.
Todos aquellos que hayáis intentado acceder a mis cuentas de Social Media - Facebook, Instagram o Twitter- os habréis percatado, con cierta sorpresa, de que os resulta imposible. Si fuerais enormemente ingenuos probablemente pensaríais que es una de mis bromas, un truco sin más. A lo mejor, una acción promocional previa al lanzamiento de un nuevo single. 
Pero nada más lejos de la realidad. Llevo ya demasiado tiempo sin tomarme a coña nada de lo que rodea mi vida, que tiende a desmoronarse como un castillo de naipes. Y que ha adquirido una dimensión grotesca con mi absurda defensa del no uso de la mascarilla durante la pandemia. Una acumulación de "sinsentidos" que me han convertido en el hazmereir de medio planeta. Un suma y sigue que ha hecho las delicias de los internautas hispanohablantes de todo el mundo. Y que me ha sumido entre tinieblas. Me he ido, según reza mi comunicado de prensa porque "no creo que estas redes sean plurales y objetivas" (sic). 
Me pregunto qué estará pensando en estos momentos el doctor Bonaventura Clotet, jefe del servicio de enfermedades infecciosas del Hospital Universitario Germans Trias i Pujol,  que hace unos años me propuso ser la cara visible de la lucha contra el SIDA. Y a esa labor me dediqué durante años, cuando aún era un tipo que resultaba creíble, un personaje público al que aún la mayoría de la opinión pública tomaba en serio. Hoy, enormemente preocupado por el avance de la COVID19, el señor Clotet se retorcerá en su asiento viendo en lo que me he convertido: en todo aquello contra lo que él lucha a diario desde su posición de eminencia en enfermedades contagiosas. 
Me he ido de las redes. No, no es magia. Es cobardía. 



Comentarios

Entradas populares