Hoy Soy Mariló Montero

He puesto al servicio de la humanidad todos mis órganos. En el mismo paquete, ofrezco también mi alma. Un estupendo 2x1 en vísceras y  emociones. Quién acceda a mi hígado el día que me vaya al otro barrio se llevará de una tacada también un pedacito de mi mala baba. Quien se quede con mi corazón el día que la palme, también optará sin coste adicional, a una porción de mi ignorancia. A quien le sean trasplantados mis riñones, el día que deje de respirar,  obtendrá también, en el mismo acto solemne, mi decadencia moral y profesional. Todo en uno. 
Hace poco leí en el diario La Vanguardia que una trasplantada de corazón sentía el espíritu del hombre que le cedió el órgano. No cuenta, eso sí, la afortunada receptora de ese corazón si ese espíritu es el de un bonachón o el de un verdadero hijo de puta que le está haciendo la vida imposible desde entonces. En este segundo supuesto, una se acaba preguntando si es mejor morir que vivir con este sinsabor. 
Mi duda es la siguiente: ¿Qué pasaría si mañana me encontrara en la desagradable tesitura de necesitar un órgano con suma urgencia y los cirujanos pusieran a mi disposición el de un asesino en serie?  ¿Qué ocurriría si mi vida dependiera del de un delincuente de poca monta?
A tenor de mis declaraciones recientes preferiría ir a vivir con los gusanos antes que aceptar el pulmón de un estafador o el páncreas de un violador. Un planteamiento tan absurdo como poco creíble porque nadie en su sano juicio prefiere morir a vivir. 
Lo que nos ocurre a los profesionales de escasa catadura moral es que decimos una cosa pero, a la hora de la verdad, actuamos en las antípodas de nuestros comentarios.
Vísceras y alma a precio de ganga. Vamos, nenaaaaa, que se me acaban. Date prisa, preciosa, que me los quitan de las manoooooos....

Comentarios

  1. este engendro y el otro (el azucar glass vomitivo de anne igartiburu )son dos ejemplos de la maravillosa television publica que tenemos...............

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    1. sí, cuanta razón tienes. Aquella lucha televisiva era tan vomitiva como fascinante el encuentro encarnizado entre estas dos pedorras.... y sin anuncios de por medio

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