Hoy Soy Té


Supongamos por un instante que John Smith, un norteamericano cincuentón de clase media ha desplegado sobre la mesa del comedor de su casa unifamiliar en Springfield un mapa de Estados Unidos. Trata de explicar a sus dos hijos adolescentes la grandiosidad de la nación en la que habitan. Son cerca de las cinco de la tarde y su amorosa madre y devota esposa les ha preparado un té (es decir, yo) para acentuar ese sentimiento de buen rollo familiar. Papá, enfrascado en sus elucubraciones, señala con pasión, alrededor del brebaje, los distintos Estados de la Unión. Pero, en un involuntario movimiento torpe, golpea una de las tazas de plástico y me derrama sobre el mapa que queda súbitamente empapado de un color amarillento.
De repente, me expando rápidamente por Nevada, me dirijo a Texas, me paro un segundo en Miami y mojo sin remedio California. He cubierto con mi manto la casi totalidad del país. Una metáfora de los tiempos que corren.
El Tea Party avanza inexorablemente por una nación cuya población, en su mayoría, cree en la existencia real de los ángeles, en la teoría creacionista y en las armas de fuego como argumento más eficaz para dirimir cualquier conflicto entre particulares. La corriente más conservadora del partido republicano - que tienen en nuestro país a Esperanza Aguirre como confesa admiradora- defiende unos postulados que en la vieja Europa corresponden sin paliativos a la ultraderecha más casposa, rancia y peligrosa. A saber: expulsión de inmigrantes irregulares o deportación a campos de confinamiento, disminución del papel del Estado, oposición frontal al aborto y al matrimonio de homosexuales u obligación de acudir a clase con una Biblia bajo el brazo.
El atlas ha quedado inservible pero papá esboza una sonrisa tan amplia que a mamá no le queda más remedio que ir a la cocina a preparar de nuevo más té. Esta tarde, cuando me acaben de ingerir, irán todos a escuchar el sermón del reverendo Thomas. Y luego volverán a casa, extasiados y dispuestos a saborear frente al televisor la victoria de unos Republicanos que se han apoyado en la influyente corriente del Té para tratar de hacer añicos los incipientes avances sociales de los Estados Unidos.

Comentarios

  1. Me apunto al calimocho party aquí en este pais de cara culos corruptos y sin la suficiente dignidad de meterse debajo del puto agujero que ellos mismos han escarbado. Y perdón a las lombrices que aunque parecidas mas dignas son.

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  2. Sí, Fer, aquí somos más de Calimocho con mucho vino de tatra brick y algo de coca cola de marca Carrefú. Y las lombrices no se merecen ni tan siquiera este suplicio....

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  3. antropologa inocente2 de noviembre de 2010, 17:26

    suscribo tu blog enterito. Nada que objetar.

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  4. antropologa inocente2 de noviembre de 2010, 17:27

    perdón, quise decir tu post de hoy, con fecha 2 de noviembre.

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